28.1.13

Presa.
Otra vez escucho los borcegos tratando, vanamente, el sigilo. A su lado como la sombra, pero 2 veces más silencioso, asi debo comportarme.
Si no vuelvo con los cuernos diamantados, es mi oportunidad, no me lo voy a perdonar. No lo mencionaron, o quizás es el exceso de alcohol que me incita a depredar.
- Quédense acá!. Sincronizen los latidos con el mío para convertirse invisibles y cierren los ojos, asi los evita.
Hubo un solo disparo, y corrió con tanta tanta TANTA desesperación que tomó la ventaja y lo dejó atrás. Pero el miedo le recordó su condena.