18.9.11

Tocá y fugá.
Cruzaba la calle, a la vez que un auto coordinaba con un peatón lo que sería un incidente.
Ahí mismo fue que noté que ninguno de los presentes me notaba, como si fuera invisible, inservible o peor aun lo hacían pero me ignoraban.
Esa tarde las noticias me taguearon como el aprovechador. La persona que toma ventaja de un desprevenido.
Yo digo que si lo estabas lo merecías, pero lo notable es que fueron los mismos catalogadores que hicieron lo mismo conmigo. Me di cuenta de quien era realmente. Elevaron lo que yacía.
 En total fueron 17 bancos, 2 casinos y 32 imbéciles los desprevenidos. A decir verdad, desde chico cultivé este estilo de vida; atormentando a mi hermano más chico con tonteras para que me dé parte de sus ahorros, en la escuela a mis compañeros cuando jugábamos con los tazos y a mis amigos en la adolescencia para sacar provecho.
 Hay momentos donde la carne es débil, y es ahí donde apunta mi técnica. No creo ser especial, todos partimos del mismo lugar, todos somos hijos de Dios por ende somos simétricos. Ellos me conocían, tomaron una decisión. Pudieron hacer lo mismo conmigo solo que yo tuve mejor racha.
 Entrado a los 17 creé una identidad paralela pero que se concedía con mí mismo. Habrá durado hasta los 25 donde tuve un flaqueza y tuve que rescindir a esa vida hasta los 29.
 Pensé que había encontrado eso que nunca busqué, sustento. Pero lo contaminé.
 Fue asi que concebimos lo que sería el dúo Chab. Entonces esa máxima se corrobaraba, todos somos uno.
Esas flaquezas que me forzaron a descansar fueron  corregidas e ideas nuevas surgieron.
 Pero lo que no entiendo es como habiendo dándome cuenta de todo eso dejé descubierto mi talón. Tiempo más tarde, ya recostado mirando el techo supuse que si no lo hice fue porque fuí  ventajeado.Algo dentro mío quiso que asi sea (purgación)
El hombre que miraba demasiado (la oscuridad).